¿De dónde sale el dinero que mantiene vivos a los sitios de Internet? La respuesta normal debería ser “de los anunciantes”… pero así como van las cosas, comenzarán a surgir otras respuestas en el corto plazo.
Vamos desde el principio. Poner un sitio web “interesante” es caro. No sólo está el gasto en diseño y puesta en marcha, sino que además si se quiere tener un sitio con muchas visitas, se requiere actualización permanente de los contenidos y acceso rápido a sus páginas. Para lograrlo, se necesitan profesionales que mantengan esa información al día y además, una plataforma tecnológica que permita mostrarlos al mundo en forma rápida y eficiente.
El modelo usado hasta ahora ha consistido en que los sitios tengan buenos contenidos para que mucha gente vaya a visitarlos; y a esos visitantes se les muestran los anuncios de compañías en la forma de botones y banners en las páginas. Luego los usuarios, haciendo clicks sobre ellos, pasan a ver la oferta correspondiente en el sitio de ese cliente y todos quedan contentos.
No obstante, la efectividad de esas piezas publicitarias ha caído dramáticamente: en estos días, un banner recibe un solo click por cada 100 personas que lo ve. Y por lo mismo, los anunciantes están cada vez más reticentes a seguir gastando en banners.
Como reacción a esto, se han dado dos formas en que los sitios se las han ingeniado para poner los anuncios.
La primera es la invasiva, que se expresa en que los anuncios invaden la pantalla junto a las noticias o a través ventanas adicionales (también conocidos como pop-up y pop-under, dependiendo dónde se ubican respecto de la página que los llama). Su ventaja es que han aumentado en casi cien veces la tasa de efectividad de los banners tradicionales. Por ejemplo en Weather.com se permitió que un aviso de cine ocupara por algunos segundos –justo cuando la página terminaba de cargar- prácticamente la mitad de la pantalla. Era un anuncio de una película de guerra y por momentos, aparecían sobre la pantalla decenas de paracaidistas cayendo. Y en algunos medios en línea, aparece un anuncio cada vez que uno cierra la ventana de sus contenidos.
La otra vertiente es la coercitiva y el mejor ejemplo es el que está desarrollando ahora Salon.com. Consiste en que cuando se pulsa un enlace para ingresar a una historia, necesariamente se pasa a una página que contiene sólo un aviso. Allí se debe buscar el enlace, para poder acceder a la otra página, en la que está la historia respectiva. Gracias a esto, se puede asegurar a cualquier avisador, de que literalmente todos los usuarios de un sitio verán la publicidad que se contrate.
Si se mira con atención, la publicidad está haciendo que cambie el paisaje de los sitios de Internet, puesto que muchos sitios se modifican para aceptar nuevos formatos provistos por los anunciantes y aceptados rápidamente por el Internet Advertising Bureau (http://www.iab.net/iab_banner_standards/bannersource.html).
Ahora, si se agregan hechos tales como una economía en recesión, con la tragedia de Nueva York apenas comenzando a desplegar sus efectos, y el cuestionamiento que se hace de la efectividad de la publicidad en Internet, cuya inversión cayó casi un 8% en el primer semestre de 2001 según el IAB, lo que viene para los sitios web, no es precisamente buenos tiempos.
A los usuarios finales, los cambios que se vendrán en los sitios que buscan financiarse, les afectará directamente, puesto que verán como sus sitios favoritos se modifican para admitir ciertos tipos de publicidad, mientras que otros simplemente desaparecerán por no poder seguir el ritmo de la economía.
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