La llegada de octubre marcó una revolución –otra más- en el mercado de la telefonía móvil mundial, con la puesta en marcha de FOMA. Esta sigla se refiere a las palabras en inglés para Libertad de Acceso para Multimedia Móvil, un nuevo sistema de comunicación que “permite distribuir videos y música, y enviar grandes cantidades de texto y gráficos a velocidades de hasta 384 kilobytes por segundo, unas cuarenta veces más que en la actualidad”, de acuerdo a lo consignado por agencias cablegráficas.
Este sistema también es conocido con el nombre de 3G, debido a que representa la tercera generación de celulares, a través de los cuales incluso se puede enviar y recibir videos además del audio, permitiendo la realización fácil de video conferencias.
Aunque en principio no se espera muchos abonados al sistema, que por lo demás sólo funciona dentro de 30 kilómetros a la redonda de Tokyo, en Japón, sí se tiene muchas expectativas sobre su futuro, teniendo en cuenta que es el paso siguiente del “i-mode” que ha tenido un éxito notable en ese mismo país.
El “i-mode” es un tipo de comunicación por el celular que cumple con todas las tareas que uno pide a un teléfono, pero que además está permanentemente conectada a la Internet, aunque se cobra sólo por los mensajes que se envíen o reciban. Tanto ha sido su éxito que tiene más de 27 millones de usuarios en Japón (los cuales se pueden cambiar al nuevo sistema) y su propietaria, la compañía DoCoMo, planea expandirse a Europa dentro de un año, y a Estados Unidos en 2004 para ofrecer este servicio.
Cuando esto ocurra, el teléfono se transformará en una pieza esencial del “vestuario” de cualquier persona, casi sin importar su edad, ya que ofrecerá formas de comunicación invaluables. Por ejemplo, llevándolo a algo bastante doméstico… si el teléfono puede transmitir videos, ¿cuántos maridos preocupados de comprar lo que le pidieron en el supermercado, no mostrará las variedades de un producto a su esposa por el video del teléfono, a fin de evitar una equivocación? Las posibilidades de uso son claramente entretenidas. Y, teniendo esto en cuenta, el teléfono se transformará entonces en una extensión de la persona, ya que no importará dónde esté, se la podrá ubicar, escuchar y ver.
Actualmente, sin que este tipo de aparatos haya llegado al mercado, en todo el mundo se están usando las herramientas tecnológicas de comunicación de manera masiva. Por ejemplo, la consultora IDC estima que en el mundo hay 263 millones de casillas electrónicas y que hacia fines de año, se estarán intercambiando 300 mil millones de correos electrónicos cada mes. Y de acuerdo a la compañía inglesa de inversión e investigaciones, Durlacher, hacia fines de este año habrá 125 millones de usuarios de sistemas de mensajería corta (como ICQ o AOL Messenger), intercambiando 24 mil millones de mensajes por mes.
Por lo tanto, si a esto le sumamos los celulares, el futuro se ve “muy comunicado” puesto que estamos pasando de los tiempos en que el teléfono equivalía a un lugar, a los nuevos tiempos, en que un teléfono, es una persona… donde quiera que ella se encuentre.
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