Con motivo de cumplirse este 29 de mayo los 50 años de la primera ascensión al monte Everest, en todo el mundo se han estado haciendo recuentos de lo que se ha hecho por llegar a la cima del mundo.
Uno de los que más me ha llamado la atención, es el que indica que los sherpas (nativos de la zona del Himalaya) son quienes ostentan los récords más importantes en torno a la mítica montaña. Por ejemplo, la persona más joven en subir es Ming Kipa, una joven de 15 años que llegó a la cumbre el pasado 22 de mayo junto a su tía, la Sherpa Lhakpa, la primera mujer que lo ha subido tres veces; el Sherpa Appa es quien ha subido el monte en más ocasiones porque lo ha hecho 13 veces; Lakpa Gyelu batió el pasado 26 de mayo el récord de velocidad al llegar a la cima por décima vez, en sólo 10 horas y 56 minutos (los occidentales que llegan a la cima, cubren el trecho en cuatro días). Por último debo que consignar que sólo los occidentales le llamamos Everest; en Nepal le dicen Sagarmatha que significa diosa del cielo y en Tibet le llaman Chomolungma, es decir, diosa del universo.
Pero, en fin, ¿a qué tanto cuento con los sherpas y sus hazañas con el “techo del mundo”? Traigo a colación el tema porque creo que por el lado tecnológico hay aquí una lección que espera a ser aprendida.
Los sherpas son personas que se han criado en un ambiente en el que han conseguido obtener una gran formación física y espiritual para desempeñar una tarea increíble, como es la de subir cerros que casi nadie más puede escalar y ayudar a otros a hacerlo. Y han dedicado la vida a eso, ganando fama y fortuna en el intento. De hecho, quien llega a la base del Everest cuenta con los sherpas para acometer su hazaña.
No estuvo al margen de esto Sir Edmund Hillary, quien consiguió llegar a su cumbre por primera vez hace 50 años, teniendo al lado al Sherpa Tenzing (en un relato que leí hace algún tiempo en Time contaba que se motivó a seguir porque iba compitiendo con el Sherpa para ver quién lo lograba… aunque al final llegaron juntos).
Si llevamos estas historias de éxito hacia el lado tecnológico, veremos que los Sherpas tienen dos elementos que los distinguen: por un lado saben hacer muy bien algo complejo como es ascender una montaña y por otro lado, le simplifican la vida a sus clientes montañistas, haciéndoles fácil algo que naturalmente es muy difícil.
La pregunta que nos debe asaltar ahora es ¿tenemos nosotros como profesionales o como país, algo que nos distinga de la misma manera? ¿Podemos transformarnos en sherpas tecnológicos y ofrecerles nuestros servicios a clientes del mundo?
El mejor ejemplo de un país que hace esto mismo y bien es la India, que hace rato está haciendo uso de esta analogía y por eso sus profesionales y empresas son contratados por Estados Unidos para desarrollar software. De hecho desde mediados de los 90 Bill Gates viaja regularmente a la India para reclutar a gente talentosa.
Creo firmemente que con la educación tecnológica y el emprendimiento existente en Chile, más el apoyo que se puede obtener de diferentes fuentes para hacer caminar las nuevas ideas, se puede llegar bastante lejos. No es fácil, claro. Mientras más se avanza, más difícil es el camino, como lo puede atestiguar quien va subiendo hacia una cumbre lejana.
Pero ser sherpa no es fácil… porque si lo fuera, todo el mundo estaría haciendo su trabajo.
¿Quieres saber más?
- Sitio “oficial” sobre el Everest (en inglés)
- Datos de interés sobre el Everest (en inglés)
- La página de los Sherpas en Nepal (en inglés)
- Bill Gates en India (en inglés)
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