Pocas veces en la corta historia de la Internet nacional los dichos aparecidos en una página personal habían causado un revuelo tan grande. Cuando el escribidor, como él mismo se ha calificado, Pablo Huneeus, publicó en su sitio personal los nombres de quienes supuestamente estaban cometiendo un delito de pedofilia, toda la atención de los navegantes chilenos se volcó hacia esa página para leer lo que estaba planteando.
De hecho, su sitio que tenía una media de 18 visitas diarias en las últimas dos semanas, “reventó el rating” cuando el lunes de esta semana recibió nada menos de 32 mil 420. ¿Qué venían a ver esas personas? Pues, la columna titulada “¿Les viene por familia?” en la que planteaba que “un secreto a voces en el barrio alto de Santiago es que los dos senadores acusados de participar en las orgías del magnate Spiniak son…” y daba los nombres que eran voceados por los rumores.
Más allá del fenómeno de pueblo chico de saber quién fue o quién hizo qué, nos interesó comentar este tema en esta columna debido a que corresponde a un fenómeno que está ocurriendo en todo el mundo.
Se trata de la tendencia de que los grandes medios de comunicación o no quieren o no se atreven a publicar determinadas “especies” que se divulgan habitualmente vía rumores, debido a que no hay fuentes confiables que puedan confirmarlas. Pero esas noticias igual se abren su espacio a través de los sitios personales en Internet que las incluyen y generan estos “ruidos” comunicacionales tan altisonantes.
A partir de allí no pasa ni un minuto hasta llegar a la discusión sobre la necesidad de que haya autorregulación o alguna especie de responsabilidad en lo que se publica.
Pero en fin, lo que nos ocupa es la repercusión que alcanzan estos sitios “no oficiales” de noticias (por nombrar de alguna manera a los que no corresponden a medios de comunicación tradicionales), a través de los cuales se entrega todo tipo de información.
Sin ir muy lejos, fue un sitio de este tipo el que “destapó” el escándalo Clinton-Lewinsky en la Casa Blanca. Fue el sitio que mantiene Matt Drudge y que en estas semanas volvió a las pistas al ser el primero en anunciar a Schwarzenegger como ganador en California, varias horas antes de que lo hicieran los demás medios. De hecho, los otros se colgaron de su página para dar la noticia.
De acuerdo a lo que se cuenta de su sitio, él tiene una red de contactos que le llevan datos, rumores y murmullos que él se encarga de verificar, hasta llegar con ellos a los medios nacionales. Lo interesante es que con el tiempo se comprueba lo que él escribe. Lo otro interesante, es que su sitio recibe incluso más visitas que muchos medios; por ejemplo, al revisar la información para escribir esta columna, su sitio indicaba que en las últimas 24 horas habían pasado 7.3 millones de visitas por sus páginas.
¿Tanto interés en los rumores? Es una buena pregunta. Que puede responderla un sociólogo como Huneeus, quien se encarga de explicarlo en la columna que reemplazó a la que consiguió tantas visitas y que se titula “No llevo velas en este entierro”. En esas nuevas líneas, asegura que “los rumores, las opiniones y prejuicios, al fin de cuentas son hechos sociológicos de la mayor importancia, aún cuando carezcan de base empírica, porque llevan a la acción como el buey a la carreta. Y quien sea objeto de un infundio, más le vale conocer a tiempo lo que anda en boca de las gentes”.
Es decir, con toda lógica declara que es mejor saberlo que imaginarlo.
Por lo tanto, podemos asegurar que más que estar ante una excepción lo ocurrido con Huneeus puede muy bien estar marcando una tendencia muy clara, de la que todos debemos estar advertidos. La Internet ya se ha validado como medio de comunicación y por lo mismo, lo que se publique a través de sus páginas tendrá tanta validez como lo que aparezca en los medios tradicionales, siempre y cuando quien esté a cargo de la publicación goce de credibilidad, como ocurre en este caso.
La pregunta que nos queda por meditar es, entonces, ¿asistimos a la inauguración de una nueva manera de informar a las personas? El tiempo y los meses que vienen nos entregarán la respuesta.
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