¿Cuánto estaría dispuesto a pagar por un teléfono celular? Si miramos las ofertas que hacen las compañías de teléfonos móviles en el país, los rangos van desde 30 mil pesos hasta poco menos de un millón. Sí, por un teléfono.
La pregunta que uno se hace es ¿por qué alguien estaría dispuesto a pagar tanto por un teléfono, que ni siquiera tiene componentes de lujo (brillantes, oro o elementos de ese tipo… que los hay)?
La respuesta está en lo que el teléfono puede hacer por su dueño. Es decir, en la capacidad del móvil por mimar a quien lo usa.
Para escribir esta columna he estado mirando mucho a la gente que habla por celulares: en el metro, en la calle, en la micro. Porque ya vemos que en todas partes hay alguien conectándose con su teléfono. Y sirve mucho… de hecho, un viernes, hace algunos días, iba caminando por una calle de Providencia, acá en la capital, cuando un señor de mediana edad respondió su teléfono y tras saludar se lanzó con una avalancha de disculpas: “Sí, no alcancé a llamarlo… sí, me queda claro que ese cheque tenía que cubrirlo hoy… pero tuve que salir de Santiago urgente esta mañana, así que no creo que pueda volver en el día… pero el lunes sin falta estoy en su oficina para darle el cheque… ya, muy amable y disculpe”.
Hasta antes de la llegada de los teléfonos móviles, un teléfono era sinónimo de una ubicación. Hoy un teléfono es una persona. De allí que una de las primeras preguntas no sea cómo estás, sino ¿dónde estás?
Dado que ocurre este fenómeno, ha comenzado a ser cada vez más necesario que la persona que contesta pueda tener a mano todos los elementos de trabajo que le permitan ser más productivo. Eso ha permitido a las compañías que generan este tipo de tecnologías, a unir aparatos que hasta entonces iban por caminos separados.
El primero fue el teléfono y la agenda, en una tendencia que lideraron las propias compañías de móviles mediante el uso de un sistema operativo especial, denominado Symbian y utilizado Ericsson, Nokia, Panasonic, Psion, Samsung Electronics, Siemens y Sony Ericsson. Su primer producto fue el Nokia 9210 (junio 2001). Sin embargo, un seguidor de esa tendencia lleva ahora la delantera. Es Handspring, con su modelo Treo (octubre de 2001), cuyos aparatos han popularizado el concepto en todo el mundo, al juntar una Palm con un teléfono.
En Santiago las ofertas del Treo y de Tungsten que cumplen con esas características están llegando a precios bien razonables (desde 59 mil pesos en adelante) y, por lo mismo, ya se pueden ver a sus primeros dueños, usándolos. Entre ellos, varios de mis amigos. ¿Qué cuentan? Pues, que el teléfono funciona impecable; que se puede marcar tocando la pantalla y que es cómodo tener un solo aparato que cumpla dos funciones. ¿Lo malo? Que aunque es pequeño, se habían acostumbrado al tamaño aún menor de los teléfonos que fueron reemplazados por esta nueva maquinita. Pero apún así, están felices de contar con ella.
La otra unión en la que está participando el teléfono, es con un sistema de entretenimiento. El primer modelo que se declara como tal en nuestro país, se llama “N-Gage” de Nokia y comenzó a ser vendido hace unos días. Ofrece, en el mismo aparato, una consola de juegos, un reproductor de archivos MP3 y una radio FM. El precio, en las dos compañías que compiten por ofrecerlo, es el mismo: 219 mil pesos con plan y 299 mil pesos, sin él.
Probablemente, lo único que falte para que el teléfono me mime en forma total, sea que baje el precio de los minutos de llamada. Actualmente está en discusión el tema a nivel de Gobierno, por lo que se espera que pronto haya noticias al respecto. De hecho, se anuncia que habrá humo blanco hacia fines de enero de 2004.
Lo más probable es que una decisión que favorezca a los usuarios, hará que este tipo de aparatos que dan más y nuevos servicios vean incrementada su demanda.
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