Me gusta la historia y por eso me interesa leer y aprender de temas antiguos y, naturalmente, de procesos actuales. Al mismo tiempo tengo que decir que no es fácil distinguir los eventos de la historia en los hechos cotidianos. La cercanía hace casi imposible distinguirlos.
Sin embargo, me atrevo a creer que mucho de lo que pase en los años que vienen, tendrá algo que ver con lo ocurrido este viernes a las 19:06 horas. Según Rodrigo Guaiquil, de Medios Digitales, como una rección a lo publicado por la revista Qué Pasa, el Ministro de Economía, Alejandro Ferreiro comentó en un post escrito en un blog. No en cualquiera, sino que en del Movimiento de Liberación Digital que ha sido muy crítico de su gestión referida a los temas digitales.
Hay que anotar que en forma previa a esto, Cristian Leal, de Francotirador, les había anunciado a los políticos que ya no pueden simplemente esconderse y tomar las decisiones entre cuatro paredes. Los ciudadanos los observan y quieren participar:
Desde acá les observan los ciudadanos. Hablamos y exigimos nos escuchen. Hoy en temas de tecnología, pero mañana será en salud, educación, probidad, agricultura, pesca, deporte… cada día con nuevas voces, nuevas redes, nos organizaremos más rápido, más efectivamente.
Incluso desde España, el influyente David de Ugarte plantea que lo hecho por el ministro, obliga a pensar más allá:
En una palabra: el ministro Ferreiro debe entender que tiene una tremenda oportunidad política, social e histórica: convertir el tremendo lío generado por un acuerdo cuando menos polémico con una única empresa, en el primer plan integral y participativo que de a un país americano una estrategia digital para el nuevo siglo.
¿Qué nos dejan estas opiniones y movimientos? Quiero creer que asistimos al nacimiento de la política 2.0 que no sólo tiene que ver con usar tecnología para difundir información (porque hay varios políticos usando YouTube, para mostrar videos por ejemplo), sino a que la comunicación tiene ida y vuelta. Que los políticos no sólo entregan su mensaje y dicen escuchar a los ciudadanos, sino que efectivamente los toman en cuenta porque están bien organizados. Sus opiniones no están aisladas, sino que representan corrientes de opinión más allá de los partidos, sino que en torno a los problemas que requieren atención, potenciadas gracias al fenómeno de la red. Que no haya dudas: el fenómeno de las muchedumbres organizadas y que traspasan el conocimiento de los individuos al grupo (wisdom of the crowds, en inglés) llegó para quedarse. Vamos a ver qué surge de este nuevo escenario.
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