Hace 30 años y gracias a la influencia de un hombre que va camino para Santo, ya que es mártir de la Iglesia Católica, decidí ser periodista. Hoy no le cuento a mucha gente que lo soy, ya que cuando lo hago, de verdad arriscan la nariz y dejan de creer en lo que digo, aconsejo o analizo. Prefiero que me crean propietario de otro título. De nada valen todos mis años de experiencia (que a esta altura no son pocos) en medios digitales, en contenidos, en web, en interacción y todas las demás cosas que sé que sé.
Sin embargo, si tuviera que elegir y pese a ciertas prevenciones hoy creo que volvería a seguir esta profesión en la que, como comentaba Manuel, “si finalmente tienes la oportunidad de hacer lo que tenías pensando, esta pega (chamba o laburo) es una de las más lindas del planeta”.
Creo que en la vida propia no rige el mercado, que es posible ir contra él ya que si uno está convencido, no importa lo que te digan, porque igual te saldrás con la tuya. No será fácil, simple ni corto, pero sé que pueden más las ganas. Además, como apunta Darcy, hay que buscarle la salida a la carrera… no todo es un diario, un canal o una radio: somos especialistas en comunicarnos y nadie me puede negar, que ese es el problema más grande de estos días.
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