Un detalle de algo leído en TechCrunch me hizo recordar una situación a la que en el gremio periodístico nunca le hemos puesto interés. Se trata de cuántos pasos existen entre un hecho reporteado en la calle hasta que se transforma en noticia y aparece en un medio.
Lo habitual cuando yo reporteaba para un diario (han pasado unos años, eso sí) eran dos pasos: reportero, editor y a la prensa.
Cuando trabajé con un periodista gringo que había pasado por The Washington Post, escubrí que sus pasos eran muchos más: reportero, redactor, copy editor (encargado del estilo y la ortografía), editor (encargado de chequear las fuentes), general editor (encargado de la mirada general) y a la prensa. Es decir, dos veces más ojos. El modelo de negocios es, obviamente más caro, pero naturalmente, el producto es de mayor calidad.
Y viendo la nota de TechCrunch sobre cómo borraron la revista Business 2.0 en la semana previa a enviarla a imprenta y cómo lograron rescatar sus textos gracias a que habían enviado una copia previa a sus abogados, descubrí que en el modelo de EE.UU. incluso hay hasta un paso más.
Conclusión: cuando en el verano vean que hay un chico que hace la práctica en televisión y que comete errores en pantalla o que hace preguntas obvias sin ir a la médula, por favor no le echen la culpa a él. La culpa es de los que lo dejan salir al aire sin tener experiencia.
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