Hace algunas semanas, llamó la atención de la prensa la experiencia de un grupo de estudiantes de la Universidad de La Frontera en Temuco, que permanecieron durante 100 horas aislados del mundo real, intentando mantener su vida normal mediante la comunicación a través de la red Internet, para mostrar las ventajas y falencias de “vivir online”.
Sin embargo, lo realmente interesante del proyecto tuvo que ver con que se produjo justo en el momento en que el Gobierno emitía un optimista estudio sobre el uso de las tecnologías de Información y Comunicación en las empresas chilenas. En este se plantea que las empresas, especialmente las más grandes, sí están usando dichas tecnologías y que se debe trabajar en aumentar su uso por parte de los segmentos más pequeños.
No obstante, desde Temuco el reporte decía algo entre complementario y contrario. Por un lado se logró demostrar que existe la presencia en Internet y que muchas entidades están utilizando la red. No obstante, al revisar la calidad de esa presencia, se determinó que ésta no era de un buen nivel en lo regional.
Un buen ejemplo fue el tema de la alimentación: nadie vendía comida a través de la red en la zona. Para alimentarse debieron usar la telefonía por Internet para llamar a un teléfono y pedir sandwiches. Es decir, usaron el PC como un teléfono común y corriente… Pero ¿eso es un servicio por Internet? ¿O es que sólo utilizaron un teléfono con esteroides para hacer la llamada?
De allí que las conclusiones preliminares no fueron muy buenas con el uso de la red de redes. Por ejemplo, calificaron la presencia de las entidades de servicio público, como “precaria”; la de entidades de Gobierno, con un gran desfase entre las más importantes y las correspondientes a organismos de comunas más chicas; y, a excepción de los sitios sobre turismo, se concluyó que “a las páginas locales les falta mucho para convertirse en sitios de gran nivel en lo que a calidad y diseño se refiere.”.
¿Qué nos falta?
Con lo anterior, queda claro un fenómeno que debe estar muy extendido y que significa que al revisar el promedio nacional, se descubre un interesante uso de las tecnologías de información. Pero que, al descontar lo que se hace en la Región Metropolitana y medir sólo las regiones, la cifra disminuye notablemente.
De acuerdo a los números entregados en uno de sus últimos estudios por la Cámara de Comercio de Santiago, “durante el año 2000, el acceso a Internet en Chile alcanzó al 9% de la población, proporcionalmente la tasa más alta de Latinoamérica”, gracias a factores tales como “el progresivo descenso en los costos de acceso, la mayor exposición comunicacional del fenómeno Internet, el surgimiento de contenidos locales y la mayor conectividad a nivel de empresas”.
Pero si se tiene a la vista lo ocurrido en Temuco, se ve que estamos apenas dando los primeros pasos. Por eso, es claro que hay ciertas recomendaciones que deberían seguirse para mejorar el nivel de tal presencia.
Y aquí les entregamos las tres principales:
– No conformarse con la presencia en Internet sino que avanzar hacia ofrecer servicios; es decir, el uso de la red es importante sólo cuando pueden realizarse acciones por este medio.
– Incorporar a Internet dentro de las actividades administrativas de la empresa que es dueña del sitio, para que lo que ocurra en Internet no se vea como algo ajeno, sino que forme parte integrante de los ciclos de venta o soporte.
– Mantener actualizado el sitio con contenidos relevantes; probablemente no hacerlo tan actual como poner contenidos todos los días, pero aumentar la frecuencia de actualización para ofrecer lo que efectivamente los usuarios podrían necesitar hoy.
Creemos firmemente que siguiendo esas recomendaciones básicas, es seguro que la Internet sí podrá hacer sentido a la empresa que la usa y transformarse en una verdadera herramienta para aumentar su productividad.
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