Pedro Meyer, fundador y editor del sitio web mexicano ZoneZero.com, dedicado a la fotografía digital, comenta en su editorial de febrero los resultados de la encuesta hecha por su mismo sitio sobre el futuro de la fotografía.
La pregunta se refería a cuánto tiempo duraría el rollo fotográfico tradicional y, de acuerdo a lo que él mismo informa, más del 60 por ciento de sus lectores afirmó que será “para siempre”.
Meyer, que se cambió a la tecnología digital, y de acuerdo a su propia confesión, hace 15 años que no entra a su cuarto oscuro para trabajar fotografías en la forma tradicional, no está de acuerdo con sus lectores. Y por eso, usa la editorial para explicar sus motivos.
Entre otros, uno de los más importantes se refiere a que el año pasado y por primera vez, se vendieron más cámaras digitales que tradicionales en todo el mundo. Además, destaca las facilidades de manipulación y almacenamiento de las tomas digitales.
Asimismo, el profesional cita avances como el conseguido por Foveon, para fabricar un sensor de imágenes que es el cerebro de toda cámara digital, que trabaja en capas, tal como lo hace la película de cristales de plata… y que por ello, consigue tanta o más definición que esta última.
Y es en este punto donde encontramos, nuevamente, que la tecnología siempre juega un papel de ruptura, es decir, de quebrar esquemas. Esto es inherente a su propia función, porque queda claro que cuando algo nuevo se descubre y comprueba, es un avance que simplemente se superpone a todo lo conocido. Y, si para ello, tiene que derribar lo que hasta ese momento se había tenido a firme, pues, simplemente lo hace.
Recordemos que Galileo, en el siglo XV, estaba a punto de ser condenado porque la tecnología que había empleado para sus observaciones, le había demostrado que la teoría astronómica que se sostenía hasta el momento estaba fatalmente lejana de la realidad. Y él aceptó que las autoridades de la época lo obligaran a retractarse, sabiendo, probablemente, que el tiempo, como lo hizo, le daría la razón. Luego, si avanzamos, veremos que aunque fueron mirados con desdén al principio, Fulton se impuso con su barco a vapor; Edison con sus grabaciones; Bell, con su teléfono… y así para adelante.
¿Qué ocurre entonces frente a las cámaras digitales? Pues que tenemos la suerte de estar frente a una nueva revolución tecnológica que, tal como la que se libró en torno al computador personal, se desarrolla frente a nuestros ojos y con nosotros mismos como actores. Tenemos la posibilidad de negarla o abordarla. Pero lo que no podremos hacer, será detenerla.
Ya tenemos buenas lecciones del pasado reciente, para ver que cuando una tecnología aparece, simplemente se impone. Puede demorarse en encontrar el área en que afectará al mercado al que se dirige, pero finalmente termina ocupando un lugar e impactándonos.
Por eso es importante volver donde Meyer, para leer una de las últimas líneas de su editorial. Allí él termina diciendo: “Hágase un favor, si no es que ya lo ha hecho, y comience a experimentar con cámaras digitales”.
La tecnología, nuevamente, toca a la puerta.
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