El regreso de los pioneros

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La noticia apareció en “The New York Times” hace algunos días y pasó casi inadvertida. Hewlett Packard Laboratories contrató a Alan Key como investigador senior, para trabajar en nuevos campos de computación personal.

“El objetivo es mostrar cómo debería ser la próxima gran relación entre la gente y la computación”, dijo en una de sus últimas entrevistas. Porque para él, “la verdadera revolución en computación aún no ha ocurrido”.

Probablemente Kay, de 62 años de edad, sea la persona adecuada para ese tipo de investigación, si se tiene a la vista lo que ha hecho a lo largo de su vida profesional. Su curriculum muestra un bachillerato en matemáticas y biología molecular en 1966, un master en ingeniería eléctrica y un doctorado en Ciencias de la computación en 1969.

Como su tesis de doctorado fue premiada por el desarrollo del primer computador con una interfaz gráfica, ya al año siguiente fue invitado a trabajar en el mítico Palo Alto Research Center de Xerox (PARC), en California. Y allí aparecieron sus colaboraciones más importantes. Participó en el desarrollo de Smalltalk, el primer lenguaje de programación orientado a objetos; en la generación de un sistema operativo gráfico que más tarde copiarían Apple y Microsoft; en la creación del protocolo de comunicaciones Ethernet, de la impresión basada en láser y de las redes que usan el modelo cliente-servidor.

No obstante, por estos días se lo recuerda con más entusiasmo por el “Dynabook”, el primer computador portátil, que de acuerdo a sus conceptos, debería pesar menos que un libro, poder mantenerse sobre las piernas del usuario, utilizar una pantalla delgada, contar con un teclado y un lápiz; reconocer la escritura a mano del usuario y comunicarse en forma inalámbrica. Es decir, lo mismo que ahora estamos conociendo bajo el nombre de TabletPC, nombre dado por Microsoft al producto.

Varios de esos productos fueron mostrados en 1979 a Steve Jobs, que por esos días formaba su propia compañía llamada Apple, y que tras comprar un millón de dólares de acciones en Xerox, consiguió que le permitieran hacer un tour por sus instalaciones para ver los nuevos proyectos. Jobs recuerda que de lo que vio, lo que más le impresionó fue la interfaz gráfica del computador… aunque también le mostraron computadores conectados a redes y el sistema de programación Smalltalk.

Pero, la historia cuenta que ninguna de estas ideas fructificó en Xerox, porque la empresa no supo interpretar el mercado de la computación personal… cosa que sí hizo IBM. Los recursos se acabaron y en 1983 Kay dejó la compañía; pasó tiempo trabajando en varias otras, incluyendo Disney, su último destino.

Ahora, para su llegada a HP hay que considerar que parte de sus últimos años se los dedicó a Squeak, un sistema computacional orientado a ayudar a aprender a los niños, al permitir que ellos mismos construyan las herramientas de aprendizaje. Es, como lo llama Kay, un sistema para construir y compartir ideas.

Desde aquí es donde este pionero en la computación llega a HP, donde se supone que le entregarán los fondos para apoyar sus ideas, a la inversa de lo que le ocurrió en sus últimos años en Xerox.

Por lo mismo, podemos tener confianza en que las ideas nuevas e innovadoras sí tendrán ahora un lugar más donde florecer. Porque como dijo, el propio Kay en 1971 en el transcurso de una conversación, “no se preocupen sobre lo que alguien vaya a hacer… la mejor forma de predecir el futuro es inventarlo. La gente realmente inteligente con un financiamiento razonable, puede hacer cualquier cosa, sin violar muchas de las leyes de Newton”.

Alan Kay tiene la ocasión de demostrarlo. De nuevo.

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