Periodistas: no se acaba el mundo, pero…

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Anoche terminé la lectura de “Post-Industrial Journalism: Adapting to the Present”, un ensayo de 120 páginas que viene de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, EE.UU. y que analiza la situación del periodismo en la actualidad, generando un pronóstico para la siguiente década. Fue presentado hace casi una semana y por lo tanto, es una mirada muy fresca respecto de lo que pasa en la industria en Estados Unidos y, por tanto, un adelanto de lo que pasará por estos lados en un tiempo más.

Escrito por tres reconocidos académicos (C.W. Anderson, Emily Bell y Clay Shirky), no deja en buen pie el futuro de esta forma de trabajo ni de cómo debe organizarse. De allí que ellos planteen que la era “industrial” del periodismo, donde todos los elementos se conciben como parte de una línea de producción, ya está terminada. De allí que lo llamen una era post-industrial, en la que hay que reinventar tanto la industria como la profesión.

Sobrevivir

Este es el consejo final de los autores en las últimas páginas del ensayo.
Este es el consejo final de los autores en las últimas páginas del ensayo.

El ensayo está dividido en tres partes muy bien fundamentadas, que permiten atender los tres actores que hacen el periodismo y que son:

  • Los periodistas, es lo que abordan primero, para indicar cómo han trabajado y cómo deberían variar en el futuro para adaptarse a lo que viene; claramenmte hay una serie de nuevas formas de trabajo, donde la especialización y el trabajo segmentado y de nicho, cobra gran importancia.
  • Luego hay una mirada a la industria, en la que encuentran una rigidez que les impide moverse con la facilidad que todos querrían para evitar un desenlace fatal, que se avizora en varios campos.
  • Finalmente, hay una evaluación del ecosistema en el que ambos deben participar, destacando el hecho de que las audiencias como se conocían ya desaparecieron y lo que ahora tenemos son personas que participan y con las cuales hay que contar a la hora de hacer el trabajo periodístico.

El ensayo culmina con una serie de conclusiones dirigidas a periodistas y empresas, que son interesantes de leer porque delinean la manera en que la industria de las noticias (que naturalmente, continuará ya que la gente siempre querrá estar informada) se irá desarrollando con el tiempo.

Mi lectura

Aunque hay muchas conclusiones que se pueden obtener de este ensayo, probablemente la que me quedó resonando con más fuerza, es la manera en que cambiará la forma de hacer periodismo. Puede ser por el hecho de que coincide con lo que he venido haciendo en los últimos años, para qué negarlo.

Esta “nueva forma” no es más que considerar que las noticias no terminan nunca de actualizarse y que deben incluir el aporte de todos los interesados, junto con el hecho de que al prepararlas se debe hacer una mezcla entre lo que una máquina puede recopilar y lo que una persona puede desarrollar.

En este sentido, dejan en claro que dado que se trata de una industria cada vez con menos margen de utilidades, es importante hacer “más con menos”, por lo que se pueda automatizar, se debe dejar en manos de una máquina (es decir, un computador).

Ponen también el énfasis en que el periodista ha pasado de ser un observador que cuenta historias, a un facilitador para comprender el mundo, que al mismo tiempo puede ser guía de quien observa. De allí que surgen necesidades tales como que las noticias tengan enlaces, para que el usuario pueda avanzar más allá de lo que escribe el medio o que se entregue acceso directo a los documentos que se tuvieron a la mano para trabajar. Recogen una frase que hace mucho sentido: “La transparencia es la nueva objetividad“.

Como se ve, mucho para leer, anotar y reflexionar. Así que no me queda más que recomendar su lectura. Es una gran oportunidad para reflexionar en torno a lo que viene en el periodismo y el ejercicio de la profesuión de periodista.

La copia que leí quedó llena de anotaciones. Mucho más para seguir pensando.
La copia que leí quedó llena de anotaciones. Mucho más para seguir pensando.

Sí, leo en papel a la antigua; marco con lápiz grafito y post-it 🙂

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