La compra del diario The Washington Post por parte de Jeff Bezos, el dueño de Amazon.com, ha levantado una serie de interrogantes acerca tanto de la operación, el precio, la oportunidad, como acerca del futuro de ese medio.
Sin dejar éstas de lado, me gustaría abordar la que me parece más cercana, cuál es la del papel de los medios en un mundo que apostó por lo digital.
Mirando una imagen publicada por la BBC en un artículo referido al tema, se puede ver la comparación entre el precio pagado por la empresa que incluye este diario y el valor que se ha pagado por sitios web y aplicaciones que por estos días aparecen con valores que exceden en varias veces los US$ 250 millones que desembolsó Bezos por el diario (el segundo en importancia en Estados Unidos).
Como se puede apreciar, hay una clara apuesta de los inversionistas por lo digital ya que están poniendo sus dólares en aquello en lo que creen que habrá retorno claro. Y, si me perdonan la extensión, esto lo hacen porque creen que la empresa en la que están invirtiendo tiene futuro.
Siguiendo en esta línea, también estas cifras dejan en claro, que por el contrario, se asume que un diario no tiene tan claro su futuro. Porque, hay que decirlo, no es el único diario que se ha venido en Estados Unidos en las últimas semanas: The Boston Globe fue vendido en 70 millones por sus dueños, que lo habían comprado hace dos décadas por 1.100 millones de dólares.
¿Qué pasa con los diarios?
Si bien hoy están de modas las redes sociales gracias a su capacidad de relacionar en forma simple a las personas, podríamos decir que los diarios fueron -antes del arribo de lo digital- los primeros conectores entre las personas. Por un lado por su capacidad de poner en común aquellos temas que interesaban a todos (las noticias) y también, por permitir ayudar a realizar negocios entre ellos, destacando las oportunidades comerciales posibles (publicidad).
Entonces ¿qué pasó que de pronto dejaron de cumplir esa tarea?
A mi juicio, eso no dejó de ocurrir, sino que probablemente se mantuvo tal como era e incluso, gracias a la tecnología, con mejores prestaciones cada vez.
Sin embargo, lo que sí ocurrió es que lo que antes se conocía como la audencia “cautiva”, se liberó. Encontró nuevas formas de informarse y de hacer los negocios que les interesaban. La gente cambió porque sus intereses, que siempre habían sido diversos, encontraron nuevas formas de nutrirse de la información que requerían.
Los diarios siguieron como siempre, con la misma receta y por lo mismo, interesando cada vez a menos lectores.
El tema da para mucho más, pero dejemos enunciado lo que hay que revisar: ¿tienen futuro los diarios de papel? Mi respuesta es que no tal como están; no es que vayan a desaparecer, sino que languidecerán mientras no se transforman en algo que eran, pero con los cambios mencionado han perdido: ser conectores sociales.
El futuro será diferente sólo si hacen cosas distintas. Por eso es interesante lo que escribió Bezos en una carta publicada por el WP el día de la adquisición: “Necesitaremos inventar, lo que significa que tendremos que experimentar”.
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