Durante mis clases los alumnos se ven obligados a escribir un ensayo. O más de uno a veces. Y suele ocurrir que por falta de entrenamiento, no logran hilar las palabras que expresan lo que quieren decir y terminan diciendo casi nada o lo que queda en el papel, es un pálido reflejo de lo que piensan.
Así que decidí hacer una fórmula acerca de cómo escribir un ensayo, que es definido por la Real Academia Española como “Escrito en prosa en el cual un autor desarrolla sus ideas sobre un tema determinado con carácter y estilo personales.”
Así que acá va algunos elementos acerca de cómo escribir un ensayo:
1. Lo primero es hacer una introducción en la que se plantea el problema, así como su importancia o su interés y se anticipa resumidamente el punto de vista que se usará para abordarlo. Una forma de hacerlo es tener una tesis inicial. Por ejemplo, escribes sobre la importancia de la buena ortografía en los textos y tu tesis es “Quien escribe usando los signos que corresponden, será entendido de manera clara y sus ideas fluirán hacia el otro sin obstáculos, mientras que quien tiene problemas ortográficos, siempre obtendrá juicios negativos de sus lectores, quienes no revisarán las ideas sino que sólo criticarán la forma en que son expuestas”.
2. Luego de eso viene el desarrollo en el que se plantea los puntos mencionados en la introducción, buscando argumentar a favor de lo que planteas, usando documentación y citas para apoyarlo.
La mejor forma de hacerlo es crear un listado de ideas (una por cada punto), que describa lo que se quiere abordar; puede partir desde lo más importante a lo menos o desde lo más polémico a lo más aceptado. Por ejemplo siguiendo en el tema de la ortografía, los puntos relevantes serían:
– La ortografía genera un lenguaje común
– La ortografía ayuda a la comprensión de lo escrito
– La ortografía demuestra cuidado en la creación del texto y por extensión, de las ideas
Al desarrollar cada uno de esos puntos, se debe comenzar con una frase fuerza que explique el sentido de lo que se va a decir. De esta manera sabrán qué decir en cada caso sin repetir tus argumentos. Para mantener la coherencia dentro de los tópicos, puedes comenzar la frase siguiente usando términos como “Del mismo modo”, “de tal manera”, “asimismo vemos”, “También presenciamos”, que ayuden también a dar una continuidad al lector.
3. Se termina con una conclusión, donde se repasa brevemente las ideas que se presentaron en las dos partes anteriores y se entrega la visión propia sobre el tema expuesto.
La conclusión es nuevamente la tesis inicial, dicha con otras palabras, pero que reafirma su importancia. Puede incluso indicar que a partir de lo que se plantea, hay más espacio para investigar y por tanto, lo que se dice es un punto más en una larga lista de descubrimientos que permiten hacer avanzar el campo en el que se está trabajando.
Lo último, a escribir se aprende practicando, lo mismo que a pensar.
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