Por estos días la página principal de Napster tiene dos elementos para ver. Uno es su logotipo y las descripciones gráficas para construirlo. La segunda es su tienda, en la cual el único objeto a la venta es una camiseta. Del resto del sitio y de su historia, productos y avatares jurídicos, no queda nada. Todo entrega un error 404: página no encontrada. El sitio completo fue literalmente borrado del web.
Si consideramos que Napster nació como una de las promesas tecnológicas de la Internet, ver su estado actual es deprimente. Y, para entenderlo, un poco de historia.
La compañía nació comienzos de 1999 cuando un estudiante universitario buscaba una forma de compartir archivos musicales entre sus compañeros de curso. Para ello inventó una red virtual que funciona sobre Internet, en la que todos los participantes podían compartir un directorio de su computador y, de esa manera, copiar el contenido de otros y, al mismo tiempo, ser copiados. En poco tiempo, la tecnología fue un éxito y permitió que a escala mundial hubiera aficionados compartiendo música.
El problema, fue que la música llegaba a todos sin pagar nada. Ni pensar en derechos de autor. Lo que, por supuesto, hizo que a fines del mismo año, el largo brazo de la ley llevara a la compañía a la justicia, acusada de piratería. El juicio no fue largo y para abreviar, terminó por cerrarla debido a que no se encontró una fórmula para pagar esos derechos y menos, para que la tecnología siguiera funcionando.
No obstante, la caída de Napster motivó la aparición de otras empresas que, usando una tecnología similar, llegaron a reemplazar su lugar. De hecho la consultora “The Yankee Group” predijo que para el año 2005 habrá un intercambio de más de 7 mil millones de archivos musicales, sin pagar licencias. Es decir, gratis. Lo cual hace razonable la declinación en ventas registrada por la “Recording Industry Association of America” (asociación de los productores discográficos en Estados Unidos) que dijo que en 2000 y 2001, sus ventas han caído en un cinco por ciento. Y, según “The Yankee Group”, el intercambio por la vía de Internet, ha sido “un factor significativo” en producir tal baja.
La pregunta que cabe entonces, es ¿qué hicieron mal Napster y sus seguidores? Si buscamos una respuesta desde el punto de vista tecnológico, pues no hay nada malo en el hecho de que se ejecute ese intercambio de archivos entre computadoras, ya que es algo que puede agilizar el intercambio de información entre lugares distantes, a un bajo costo en términos de transporte y facilidad de uso. Si la analizamos por el lado de las comunicaciones, tampoco encontramos una falla, puesto que el sistema utiliza una red ya montada para facilitar la entrega de archivos.
Los aspectos negativos tienen que ver con el hecho cierto de que lo que se comparte a través de esta tecnología, tiene que tener un propietario que cuente con todos los derechos para entregarlo. Es decir, que sea un dueño legítimo. Y en el caso de la música, lamentablemente esta condición no necesariamente se cumple. De allí, los problemas que está enfrentando esta forma de trabajo.
Este es el estado actual de la situación que analizamos. Contamos con una gran tecnología, pero no podemos usarla de la manera que se había planeado. Por su parte, quienes han tratado de implementarla por la vía de cobrar por estos servicios, tampoco han tenido éxito al no ofrecer una alternativa comercialmente interesante, que lleve a los usuarios a sumarse a ella. Por lo mismo, lo que queda hacia delante es binario: o nos hacen una oferta interesante y a buen precio para que el sistema de intercambio de archivos alcance un nuevo esplendor por la vía legal. O, aparece un nuevo Napster. Eso es seguro.
La diferencia ahora es que quienes tienen la palabra, por primera vez en mucho tiempo, son los dueños de la música. Porque ellos han dedicado los últimos tres años a perseguir a los autores de la tecnología, pero han sido incapaces de elaborar una estrategia interesante de reemplazo. Por eso, ahora que la justicia les ha dado la razón, deben proponer algo. Los usuarios estamos escuchando.
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