Tras leer a Rodrigo Frey comentando a las razones de Andrew Sullivan sobre por qué bloguea, recordé mi tema recurrente: explicar las razones que tienen los blogueros para escribir.
Sullivan destaca que lo importante del blog es la conversación y la capacidad de tener interacción con los lectores. Cuenta además, entre muchos detalles interesantes, que cada columna que escribe en medios impresos tiene réplicas donde lo tratan de Mr. Sullivan; en tanto, quienes le contestan en el blog no cesan de llamarlo Andrew, a secas. Esa cercanía, para él, es lo que hace la diferencia.
En su artículo además, hace una referencia a las bitácoras de barco, como el antecesor natural de los blogs. Lo cual me hizo recordar otro post leído ayer, esta vez escrito por el periodista español pero afianzado por muchos años en EE.UU., Juan Antonio Giner y a quien tuve la oportunidad de conocer en persona hace algunas semanas en su paso por Chile.
En su blog relata que como ha cruzado más de 200 veces el Atlántico, decidió hacerlo esta vez en barco, para aprovechar el último viaje del Queen Elizabeth 2. Y, cómo no, armó un blog para contarlo, titulado “QE2: El Último Cruce”. Este jueves 16 abordó en Nueva York y el miércoles 22 desembarcará en Southampton (Gran Bretaña). Sin embargo, su viaje realmente comenzó en agosto cuando puso su primer post y tuvo su momento cúlmine cuando Cunard, la empresa propietaria del barco, le anunció que les gustó tanto el blog que lo recompensaron: lo pasaron de su habitación “muy barata” cómo él la llama, a una suite en la parte más alta del barco.
Dado que la idea de hacer el blog no había recibido apoyo de sus amigos editores, no dejó de enviarles un recado: “A mis escépticos editores (les digo) que es tiempo de reconsiderar la manera en que ven y evalúan las ideas locas para hacer blogs como ‘El Último Cruce'”.
Para terminar, los invito a leer la saga de Giner y por supuesto, me sumo a Frey para recomendar entusiastamente el artículo de Sullivan. Son de esas piezas que hay que leer y guardar, para darse de tanto en tanto, el placer de releer.
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