Comienzo este post diciendo que no soy un usuario de computadores Apple, tal como lo he contado antes.
Por lo mismo, mi punto de vista tiene que ver con el gran impacto que generó Steve Jobs, fallecido hoy producto de un cáncer al páncreas, en el ámbito que más conozco y en el que he desarrollado gran parte de mi carrera profesional: experiencia de usuario y usabilidad.
En ambos terrenos, la influencia de Mr. Jobs fue increíble, ya que él se encargó de ir moviendo, producto a producto, la frontera de lo que se podía hacer y de la manera en que debía ser definido el concepto “fácil de usar“.
En este blog he ido siguiendo el trabajo de Apple, y por ello en 2007 vi con muy buenos ojos la llegada del iPhone y en 2010, le di una recepción similar a la presentación del iPad, al decir que se estaba “inaugurando una nueva etapa en la computación personal”.
Desde mi perspectiva, Steve Jobs consiguió hacer que todos le exigiéramos más a las máquinas de cómputo con que contábamos y que se crearan estándares más altos acerca de lo que pueden hacer y respecto de cómo lo hacen.
Suscribo, en ese sentido lo que dijo Bill Gates (creador de Microsoft) y que fue recogido por The New York Times esta noche, al saber de su deceso: “El mundo difícilmente ha conocido a alguien con el profundo impacto que Steve ha tenido. Su efectos los sentiremos por varias generaciones”.
En los días que vienen seguiremos viendo y leyendo muchas cosas acerca de Jobs y su trabajo. Probablemente habrá recuerdos muy especiales y por ello, quiero colaborar con dos: la entrevista que tuvo junto con Gates en mayo de 2007 y su discurso de 2005, para los egresados de la Universidad de Stanford, cuando los llama a seguir “locos y hambrientos” por alcanzar sus sueños.
Termino este breve homenaje con una foto: el sitio web de Apple, que dejó todo de lado, para ocupar todo el espacio con su foto. Jobs lo merecía.
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